Metrópolis presenta el trabajo Activismo y Ficción realizado por Leónidas Martín y Núria Campabadal.
El asunto primordial de la ficción ha sido, es y será siempre la emoción, las creencias y los valores de los seres humanos. Los proyectos incluidos en este programa cumplen a raja tabla esta condición; pero lo hacen a su manera. Si los realistas franceses del siglo XIX proponían pintar lo que se veía, estas experiencias a caballo entre la ficción y el activismo social proponen hacer lo que se ve. Es como si dijesen: estamos cansados de mirar, ahora queremos vivir la imagen.
Superbarrio, por ejemplo, no es más que eso, un hombre cualquiera que tras perder su trabajo y su casa en la ciudad de México, decide convertirse en su propio personaje: un luchador enmascarado capaz de enfrentarse a los responsables políticos de la especulación urbanística. Lo mismo sucede conUnemployed Man, un guión de cómic escrito por un par de chicos que cansados de sufrir la crisis económica, deciden convertirla en una historieta repleta de superhéroes sociales que rápidamente abandonan las páginas del cómic para aparecer en las manifestaciones y campamentos contra la crisis capitalista, a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
Las experiencias artísticas contenidas en esteActivismo y Ficción, más que intentar convencer al espectador para que acepte lo que muestran, lo que hacen es encantarlo, hipnotizarlo incluso para que suspenda la incredulidad y pase a involucrarse en el conflicto social narrado por ellas. Este es el caso de losPalestina Avatar, ese grupo de jóvenes palestinos que conmocionaron a medio mundo apareciendo en una colonia de Gaza, manifestándose contra la ocupación del ejercito israelí disfrazados de Na´vi, los personajes buenos de la película Avatar. Esos chicos se convierten en ficción, para ocupar nuestras pantallas y despertar en nosotros el deseo de cambiar este mundo. Lo mismo hace el Reverendo Billy y su Iglesia contra el consumo, que tras apropiarse de la figura de esos reverendos lunáticos que ocupan una gran parte del horario televisivo americano, logran convertir muchos de los relatos y mitologías cristianas en verdaderas flechas contra la sociedad del consumo.
Si las ficciones son proyecciones delirantes nacidas en el espacio que queda entre el autor y el que las recibe, los proyectos incluidos en este programa se centran claramente en el que las recibe: el espectador. Esta figura está entendida aquí de manera mucho más libre de lo que suelen pensar algunas corrientes críticas, para los autores de estos proyectos una imagen nunca podrá representarlo todo, por eso Anonymous realiza esta especie de ejercicio de posesión y se adueña de un rostro y un cuerpo que no le pertenecen, para operar bajo su apariencia y añadir así aquello que siempre le faltará a la imagen: la acción.